domingo, 21 de diciembre de 2014

Tus gemidos deberían saber a revolución

Viaja el alma tripulada y cargada
de alarmas atónitas,
de bambú sediento,
de putas atípicas
como emociones tóxicas.

Mi barco
con velas de alambre,
esconde un baúl
sin tesoro,
así que no me busques
que me encuentras
y mi baúl está vacío
porque tú eres el oro.

Tus gemidos
deberían saber a revolución,
al menos si yo los compongo,
los pondría en mis cascos
mientras me sube la rebeldía.
Qué utopía que seamos libres
y la música nos ate.
Qué ironía que mientras vacío mi cima
tú poseas mi cama.

Pero la capitana seré yo,
tú mi grumete,
que este timón
sólo lo cogen los valientes.
Que es pura regresión
lo de tu mente con mi mente.

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