Me bebo el mar
para que el mundo deje de ser tan soso.
Tú no fuiste espuma, ni agua, ni sol, ni arena.
No fuiste concha blanca, ni piedra de cristal.
No entendiste toda esa magia.
Tú no te ponías morena,
aunque me hacías creer que así era.
Me tumbé en la costa
y me trajiste la toalla...
Ahí entendí que no me entendías.
Que revolcarse en la tierra
es la mejor manera
de sentirse limpio.
Me da igual que te marches
porque siempre tendré
las canciones que canto a las olas.
Me da igual que al final fueras ciudad en vez de playa,
ya no me contaminas más,
ya no te sumerges más,
sabías cómo iba a acabar
el no tener velas en mi mar.
Sabías cómo iba a acabar cuando te viese sin antifaz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario