lunes, 1 de diciembre de 2014

Reflexión del café del lunes

Muchos nos inspiramos mirando los pájaros. Imaginemos todos los paisajes, atardeceres, amaneceres, tormentas, montañas, mares, y las perspectivas de estos, que los alados ven.
Los que viven cerca de tu casa, a diario, ven los mejores momentos. Esos atardeceres que tú disfrutas desde tu coche o tu terraza, ellos lo observan desde un árbol, o volando hacia el Sol.
¿Lo valorarán?

La respuesta lógica es no. Pensamos que estaríamos viviendo inspirados eternamente si fuéramos pájaros y tuviésemos alas y tiempo para contemplar, pero en realidad tendríamos las mismas carencias, siempre queremos más.
Estamos en un mundo precioso y no estamos inspirados, algo falla.

De todas formas siempre me gusta pensar que vivimos en un mundo ilógico y que los pájaros se quedan embobados mirando cada uno de los minutos que esta Tierra nos regala, que si le diéramos un pincel a cualquier pájaro nos enseñaría colores nuevos.

Pero esto es sólo una reflexión con un café y una ventana.

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