viernes, 23 de enero de 2015

Carmen

Su pelo siempre enredado en una diadema,
aunque no sonría, siempre está achinada,
odia los hospitales y ama a los médicos,
ama,
sólo ama,
siempre ama.

Canta como si nadie le mirase,
como si le mirasen millones.
Quiere bailar como Shakira
y se emborracha con una copa de vino.

Todo el mundo celebra
que su corazón lata
y cómo late...

A su lado no existe la indiferencia,
ni las guerras, ni la injusticia,
llora si lloras,
ríe si ríes
y siempre te abraza.

Su rostro es suave,
suele ir manchado de chocolate,
sus besos endulzan
y ensucian,
sus manos curan,
su mirada hipnotiza.

Su mayor deseo
es parecerse a la gente que quiere,
su mayor deseo
es abrazar a su familia
por primera vez
cada día,
su mayor deseo
es ser Carmen.

Le gusta la fiesta,
la música alta,
su novio,
las armónicas,
ser el centro
de todas las miradas,
gritar hasta quedarse afónica,
batir el record de "te quieros"
por minuto.

Lo que más me gusta de ella
es su pasión por aprender,
sus inquietudes,
su manera de explicarse,
su manera de hacerse entender,
su felicidad súbita
por los pequeños detalles,
su sentimiento de orgullo
al estar cerca mía,
sus incontables manías.

Es una sirena,
fluye como nadie,
enseña lecciones
sin darse cuenta,
tiene intuición
a primera vista.

No todas las cicatrices
cuentan una historia triste,
la suya
la cicatriz más grande
y la historia más alegre.
Ella es la rubia más lista,
la envidia de todas sus amigas,
se mete a la gente en el bolsillo
y luego la cuida.

No hay nada comparable,
es un corazón puro,
una mente estable
rellena de cosas buenas.
Es imperturbable.

Cuando la conocí
supe que era amor
desde el primer momento,
me hizo creer en el amor eterno,
ella es la mujer de mi vida,
un oasis,
una curva entre mil rectas.

Es perfecta,
es una obra maestra.




1 comentario:

  1. No sé cómo he llegado hasta aquí, pero bendita sea la ignorancia de no saber qué voy a encontrarme, y que una vez dentro, no quiera salir más.
    No existe nada más bello, más idílico, que el amor que podemos sentir hacia alguien.
    Bravo Martha.
    Ojala todos tuviésemos la grandísima suerte de tener una Carmen en nuestras vidas.
    Apuesto a que no parecerían tan vacías.
    Feliz vida para las dos y besabrazos dulces.

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