lunes, 15 de junio de 2015

Generación perdida

Me va a devorar la ansiedad. A mi y a todo aquel que se ponga por delante. A mi y a toda mi desgraciada generación, bañada en lágrimas.
Somos callejones sin salida, cada uno de nosotros, cada interior, cada grandeza. Somos inmunes a la tormenta, somos trueno, somos diluvio, somos nube negra y viento batiendo con fuerza.

La veleta no se está quieta.

Todos nos conocemos desde el abismo y nos odiamos entre nosotros por no odiar a lo desconocido, todos hemos pasado por familias rotas, muertes prematuras, paz organizada sin paz, cambio sin negociar. Nos han arrancado de un útero para plantarnos en el infierno de las cenizas de su esencia.

Estúpidos. Ahora la juventud es llanto.

Nuestra existencia es un trauma insalvable, sólo quedaremos los que nos atreveremos a vivir jugando y los resignados, el resto serán restos putrefactos. Y los conformistas lo acabarán siendo.

Vivir en una herida.
Engañados desde pequeños para acabar por vivir en una herida.
Es insultante.

Todos buscando sentido a la vida y la jodida verdad es que la vida no tiene sentido, por eso quiero vivir. Cada uno tiene un duelo consigo mismo, siempre acorde a sus posibilidades, el "no puedo" es de cobardes, dejemos de quejarnos por tener una batalla a nuestra altura, si no no tendría gracia, no sería un juego, no sería vida.

Ganemos. Nunca nos enseñaron a ganar, pero ganemos.
Somos la generación perdida, somos trauma, perdámonos más, hasta reconocernos, pero ganemos.

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