sábado, 13 de junio de 2015

Queriendo existir

No quiero que nadie me salve,
no hay de qué salvarme
y si lo hay,
me las apañaré.

No quiero que nadie me salve
porque los intentos
suelen quedar reducidos
y luego amplificados
a su antítesis.

No quiero que nadie me salve,
porque no quiero que nadie
me desayude.
No quiero que nadie
me hiera en la herida.

Me repongo como puedo
y los peores momentos
se multiplican
cuando parece imposible,
sólo por esperar que me salves.

No quiero que nadie me mire,
no quiero que nadie sepa quién soy
y así todos sabrán de mi
lo que quiero que sepan.
Nada.

No quiero que nadie me salve,
yo siempre opto por salvarme
aunque sienta que me muero,
porque para morir ya tendré tiempo.

Ahora siénteme inmortal,
siénteme lo que nunca fui.

No quiero que nadie se compadezca
porque aunque mi sensibilidad
se exponga a todo golpe,
soy más fuerte que ellos.

Yo soy más fuerte.

Siempre me lo demostré
aunque no quisiera serlo.

Es irónico
que la libertad oprima el pecho,
pero es así,
no me voy a dar por perdida,
simplemente me voy a perder.

Voy buscando
que me canten una nana
que me duerma.
Pero no quiero que nadie me cante.
Quien la tenía que cantar,
jamás lo hizo.

No quiero que nadie me busque,
ni que me encuentre,
ni que me cambie,
ni que me acepte,
ni que me oprima,
ni que me mime,
ni que me muerda,
ni que me escuche,
ni que me entienda.

Viviré con las consecuencias.

Sólo quiero que alguien exista conmigo,
ese alguien soy yo,
queriendo existir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario