jueves, 21 de julio de 2016

El escondite

La realidad pisa una nube,
la bruma esconde una luz de colores.

Una cerveza es casi espuma y se va
disipando con las risas.

Lo hemos vuelto a hacer.

Jugamos al escondite inglés
de un modo anárquico y dinámico,
mientras todas las gotas de agua fresca
se resbalan hacia su origen húmedo.

Hay un pequeño brote de inocencia
en el coche de al lado.
Está tan entodomismada que no es capaz de notar una mirada fija en su nariz.

Yo a veces fui un brote de inocencia
en el coche de al lado de alguien
que no recuerda bien quién es.
Estaba tan absorbida por las preguntas que el mundo me regalaba,
que no era capaz de notar miradas fijas en mi nariz.

En realidad yo en ese momento era la respuesta a todo y no tenía aún respuestas para nada.
Eso es la niñez.

Persona feliz ama a persona feliz.
Yo amo a las personas felices por amar.
Yo odio a las personas felices por odiar.
A eso lo llamé fluir.

Piso con pies sin plomo los pasos de mi pasado yo, ahora los piso más fuerte.

Tú, tú sigues reptando por una vida que nunca poseíste.
Pierdes el tempo en cada huella que dejas,
pero dejas huella.

La música alta no tapa el recuerdo de tu ruido,
pero sonrío sin echarte de menos
y menos es nada.

Y sigo siendo todo.

Y sigo.

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