miércoles, 2 de noviembre de 2016

Renuncia

¿Y qué pasa si no quiero ser feliz, si no aprender a vivir triste?

Sólo así me siento en mí.
Lo que todos ansiamos alcanzar es la plenitud, no la felicidad, y la mía reside en adaptarme a lo que realmente soy.

Soy yo cuando no quedo con mis amigos porque siento que tengo que fingir. No soy yo cuando finjo.
Ser triste también implica sonreír y sentirse bien. Si sigo haciendo lo que se espera de una "cantautora" de 23 años, prefiero tirarme por un puente.

Sí, a veces me gusta sentirme autodestructora, caer en la droga, beber hasta caer, llorar hasta caer, caer hasta el fondo. Las pocas cosas que hago, las hago por mí.
Ser triste me lleva a hacer todo lo que realmente quiero, intentar ser feliz me lleva a hacer todo lo que los demás quieren que haga.

ME GUSTA CAER. Deja de juzgarme.

A mí me aburre la gente contenta.

Me he puesto en mi sitio, en el que siempre he querido estar; viajo, creo, estudio, aprendo a luchar, voy a bares sola, ayudo a quien quiero, fumo, tengo ideas. Sé lo que quiero desde que sé lo que no quiero.
No quiero ser feliz, quiero ser yo, y punto.

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