miércoles, 18 de enero de 2017

CocaCola

Mi cocacola dice que la comparta con una amiga y la realidad se posa a golpes. No entiendo por qué no está aquí mi gato.
Maldita cocacola, el capitalismo me exige que tenga amigas.

Me estoy fumando mi último piti con tantas ganas que me cuesta escribir, creo que las asociaciones serán puntos de encuentro clandestinos con cualquier fin creativo o revolucionario, pero la gente está dormida.
Quizás yo también lo esté un poco, me siento desperezándome.

La música es indiferente, casi todo lo es, aunque a ratos la realidad agita la realidad. Estoy confundida. Siento un sabor agrio en la boca, es la cocacola. Doy otro sorbo, se me había olvidado respirar.

Por si esto fuera poco, a cada rato siento tensión sexual mezclada con nervios y miedo. Mezcla explosiva. Pero realmente quiero tener un sexo que me haga olvidarme de que existo.
Quiero degradarme hasta agradarme.

También quiero dormir.

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