domingo, 29 de septiembre de 2019

Hipnosis

Definitivamente sigo odiando la humanidad.

Los caminos no son para siempre, caminas un ratito y te encuentras otra bifurcación.
Se me da de culo elegir.

Ahora, sin darme cuenta, he sido hipnotizada por matrix otra vez. He vuelto a caer en el laberinto de mis intestinos y tengo radiación y ácido en el pecho.
Me he encerrado en la cueva de mi existencia y otra vez habitar mi cuerpo es como una cárcel, otra vez habitar mi vida se siente cadena perpetua.
Encima no estás tú. No es que no estés, es que encima no me querías lo suficiente. Eso me atormenta. Creo que me merezco que la vida me de algo a lo que agarrarme, con lo que sentirme realmente a gusto. Ya nada me sabe igual, nada me completa, nada me relaja, ni me hace respirar. Sólo estoy yo, con mi inhabitable cuerpo, ante todo lo que no me gusta. Y tengo que tragar y tener la esperanza de que en algún momento algo cambie.
Antes cuando la vida se volvía insoportable y la gente era ruido, me tumbaba en tu pecho y construíamos una cabaña en la montaña por un rato. Ahora cualquier pecho es una ciudad extraña, con mucha gente y contaminación y tráfico.

No me soporto. No quiero coger el puto móvil y matar las horas mientras deshago lo que quiero y entro más y más en el juego. No quiero querer más, no quiero que la avaricia y la ansia de atención suplan mi carencia de amor y belleza.
Quiero amor y belleza.

Quiero llenar el vacío de flores.


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