Ya sé que no soy una princesa
y que no vivo en un cuento,
ni quiero.
Pero me pregunto
¿por qué cuando sangro me siento
tan...
...azul?
¿Por qué tantas veces
lloro sangre
y sonrojo mis mejillas
de dolor?
¿Por qué la soledad
congela
mis venas?
La luna a veces me habla,
me canta, me juzga,
...me encanta.
-Eres una lunática.
Y empieza
a besarme
los lunares.
Ella me conoce,
me vio desangrarme
y sonrió
cuando vio mi pasión
por vivir;
mi sangre roja.
Me vio llover
y se heló
cuando vio
que la sangre azul
no era sólo de la realeza,
también es
de los que asumimos
nuestra realidad
con entereza.
No sé cuánta sangre
perderé en el intento
de hacerme feliz,
no sé qué color
bombeará
mi corazón,
ni qué matiz.
Sólo aseguro el gris de mis cenizas
y las cuatro musas de un violín
regalando
más colores
al Universo
cualquier tarde por Madrid.
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