jueves, 11 de diciembre de 2014

Reflexión a oscuras.

Que si hablo en mi idioma, quizás nadie me entienda, y es lo que necesito.
No me di cuenta de que los atardeceres son dignos de pintar los mejores cuadros y las más amplias sonrisas, pero que después viene la noche.
Tampoco supe ver que aunque la luna haga brillar ciertas mentes, no está en todas partes, vamos, que la oscuridad siempre acecha y cuanto más de cerca mires el atardecer, más sentirás la noche venir. 
Y los amaneceres, bueno, de los amaneceres mejor ni hablar porque son una especie de mentira genial. 
No quiero recordar todas las luces de mi vida, pero sí todas las sombras.
No quiero correr tras del Sol para que siempre sea de día, pero sí que la Luna bese mis zapatos rotos.
No quiero sonreir cuando amanece, quiero llorar hasta mojarme de alegría, y que nadie lo vea, eso es lo más importante.
Cambio. Hay algo más. Descubre.

1 comentario:

  1. El mayor regalo que me pueden dar es sacudir el alma de algún soñador con mis palabras, gracias por leerme e interiorizar.

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