lunes, 20 de abril de 2015

Otro día más que muere

Otro día más que muere.

Miras a tu alrededor, todo sigue como siempre; el montón de ropa sobre la silla, el plato de la comida sin terminar, el suelo lleno de zapatos...
y quizá la diferencia es que donde antes había libros de aventuras y juguetes, ahora hay un cenicero con medio porro aparcado.

Miras la vida desde esa silla o desde esa cama y piensas que mirándola siempre desde esa misma perspectiva, normal que todo te parezca una mierda. Piensas en salir a respirar, en hacer deporte, en pintar algo;  pero todo se queda en eso, vagos intentos de salir a flote que sólo hunden más. Piensas mil soluciones para arreglar tu vida sin moverte del lugar, sin quitar a tu alma el polvo.

Creo que lo primero que deberías pensar es en esa persona de la que dependes y no quieres depender, pero tampoco haces nada para cambiarlo. Que ya has dependido de muchas personas a lo largo de tu vida y siempre ha acabado siendo peor la enfermedad que el remedio. Pero tú sigues pensando que no necesitas a nadie hasta que te ves mal por alguien y en vez de priorizarte, esperas a que la situación cambie. Por muchas veces que te hayas prometido no volver a hacerlo.

Puede que lo peor de todo es que dentro de ti hay una persona llena de energía y paz deseando salir y que cuanto más te pide que la saques a dar un paseo, más presión en el pecho, más pesa no poder darte lo que buscas. Y tú buscas viajar, pero te agobia no tener dinero y alejarte del hogar. Buscas aprender, pero te agobia escuchar a esos profesores tan vacíos intentando imponerte su opinión y tampoco te animas a coger un libro. Buscas correr descalzo, pero el suelo es asfalto y ni siquiera tienes fuerzas para enfrentarte a él.

Cada día te repites que empieza tu nueva vida y te desanimas a ti mismo diciéndote a continuación cuántos años llevas pensando en tu nueva vida, que nunca llega. Explotas más de lo que te gustaría con tu gente cercana hasta quedarte vacío de dolor (qué rápido se llena ese tanque de recuerdos).

Una visión tan pesimista de la vida sólo puede formar parte de una cabeza cuerda, pero esas crisis, esos cortocircuitos, ese estado de descontrol... Para la sociedad estás loco, pero hablas mi idioma y lo peor es sentirse solo en una cabeza que no para, una cabeza llena de imagenes, gritos, análisis... pero también belleza. Sabes apreciar las cosas buenas de una manera que nadie es capaz, eres la montaña rusa más odiosa del mundo. Y también la más real.

La mente de un artista es completamente drástica, tremendista y caótica. Nunca he visto un lugar más bello, pero no es un buen lugar para quedarse.

Adiós 20 de abril.

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