viernes, 31 de julio de 2015

Golfa Lunar

Es de noche,
me susurras al oído
que si vamos a la playa,
y vamos.

He visto tu cara de lascivia
y luz azul, no verde,
y me has convencido
de que existe otra cosa
entre el sexo y el cielo.

Algo no tan terrenal.
Algo no tan lejano.

Ya sabes de qué tengo miedo
y no me conoces de nada.

Estamos cubiertos de arena y estrellas
y me rozas la piel
como si fuera un punto erógeno estratégico,
porque es así,
porque tú quieres que lo sea.

De repente entiendo
que después de que me folles
nada va a ser igual.

Aunque no te tenga miedo, tiemblo de miedo,
ya sabes por qué, aunque no tengas ni idea.
Sabes que me estremezco de placer
si me agarran fuerte
y que a la vez
lo odio
       con todas
                mis fuerzas...

Pero tú me agarras fuerte, porque quieres sentirme
abriendo todos tus chakras.
Y de repente me quiero pegar más a ti
y que me hagas mía.

No puedo no ser una flor.

Se prendió la mecha,
que nunca dura más de unos segundos
para luego apagarse en picado
por heridas abiertas
y apagar mi sonrisa
y apagarlo todo.

Y cuando sé que se va a apagar
paras en seco,
me agarras más fuerte
y me dices a mediavoz
-Golfa, mira la Luna y siénteme lento.-

Y la Luna me miró
y me puso más cachonda
de lo que nunca había estado.
El Universo brillante quería
que aullase hasta reventar.

Y la magia rozó lo carnal
y yo pude rozar el cielo y el sexo.

Y me hiciste mía,
y te hiciste tuyo,
y nos hicimos el Universo,
aunque en realidad
yo no sepa quien eres,
y nunca nos lo hayamos hecho.





3 comentarios:

  1. Hay un nunca que sobra, y unas ganas que suenan y vibran en cada una de tus esquinas.
    Gracias Marta

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  2. Hay un nunca que sobra, y unas ganas que suenan y vibran en cada una de tus esquinas.
    Gracias Marta

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