miércoles, 26 de agosto de 2015

Hoja en negro

El precipicio de una hoja en blanco
para explicar que soy una hoja en negro.

Ya es tarde.
Ya es pronto.
Ya perdí la cuenta
de los lunares de un poema,
de las batallas que acabaron bailando,
de los atardeceres que no miré
enterrada en mi almohada.

Mi súplica se alza
por un suspiro que no queme,
por poder mirar a mi familia
sin lágrimas detrás de los ojos.
Pequeñas saladas
que nadie ve.

Mi súplica se alza
por conseguir hablar
sin voz quebrada
a las voces que me quiebran.
Grietas marchitas
marchitan mi fe.

Cuatro tapias
acallan mi llanto.
Una bala
enmudece mi canto.

No me acepto
porque nunca me aceptaron.
No me aceptan
porque mi dolor
no es digno
de transformarse en tiempo
en su reloj.

Mi cuerpo está en mi contra,
mi mente a mi favor,
pero no se encuentra.

Duele,
pero resisto.
Preferiría no hacerlo,
tirar de la manta
y desvestir la nada
que fue arrojada al vacío


del precipicio de la hoja en blanco
que describe una hoja en negro.










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