miércoles, 6 de abril de 2016

Soy tanto

Este silencio me escarcha,
no sé cómo abarcar
tanta nada disfrazada
de ganas de vivir.

Las dos caras de mi único yo
se encaran,
me salió tara la espera,
y para nada querría
amarme con pena,
pero tampoco busco amarme feliz.

No soy tierra en este entierro,
soy protagonista
que deja de ser.

Cuando hay tanto silencio, no existo.

De repente, soy tan invisible
que me he invertido,
soy yo para dentro.
No sólo no se me ve,
sino lo contrario,
se me ve tanto
que desaparezco
y creo hueco
de agujero negro.

Quisiera abrir los ojos
y ver otra cosa,
como un loco atardecer desmadrado,
o una mañana que no me esté apuntando
hacia un día raro.
Un correr desarmado.

No sé hacer nada sin odiarme,
esta casa no me aloja,
es un almacén
de prejuicios a posteriori.
Sólo quiero
dejar de querer ocupar mi tiempo
y que mi tiempo me ocupe
queriendo no saber
cuánto dura este luego.

Sólo quiero
que se caiga este edificio
y que vengas a buscarme
para coger un tren
hacia lo etéreo.
No quiero un techo.
Quiero un sendero,
recorrer el trecho,
revivir el mar muerto que llevo.

Soy una cara sin mueca,
un ojo secándose al sol,
un títere con cabeza,
la duda arbolada de ser sin pasión.

Soy tanto, que no soy.







No hay comentarios:

Publicar un comentario