lunes, 8 de mayo de 2017

Muerte en bucle

Dame algo más afilado que mis intenciones. Necesito hacerme daño para volver a ser yo.

Boca inmóvil, garganta seca, pitido de oídos que aísla al cerebro en la irrealidad más real que he visto, ojos abiertos de par en par, mirando todo lo que ya conocen y de repente es distinto.

Músculos tensos, un pie no para de moverse para que yo no sienta que estoy muriendo, aún así lo siento. El mareo me enfría las sienes y la nuca. No puedo prestar atención a la pantalla de mi smartphone, pero mucho menos a la pantalla de la realidad virtual que hay fuera de ella. Las paredes de mi cuarto son un holograma, aunque abra la ventana voy a sentir claustrofobia, estoy atrapada en una línea que sólo veo yo. Soy plana, soy 2d, soy un mecanismo en cortocircuito que sale de Matrix y escucha la electricidad de su cerebro, soy un personaje de Black Mirror.

Mis creadores deberían arreglarme, pero sólo soy un robot mal programado.

Me siento cerca la verdad y lejos de mi verdad. Siento que estoy muriendo o naciendo. Sudando todo el mal o rodeada de maldad.

Intento beber agua, todo lo que haga en este mundo ahora, me colapsa más. Un trago de agua se transforma en un estómago que rechaza la vida.

Llega el llanto, no sé si tristeza o enfado, sólo pido que esto pase. No sé hasta dónde puede aguantar este cuerpo débil. El malestar absoluto llega como olas que rompen, luego la resaca, cuando parece tranquilo, viene otra ola.

Esta vez es el ritmo el que falla, el corazón se me va de las manos, yo pensaba que lo de bombear con fuerza sólo era para quien no había perdido la esperanza. Se ve que el corazón también puede ser tu enemigo aunque ya esté roto.

Ha pasado una hora y media, sigo en un limbo entre la realidad y la realidad, entre la muerte y la muerte. Y sin embargo siento que nunca he estado tan viva y, créeme, no lo digo de forma positiva.

Vivo en la habitación en la que un día tuve que asumir mi muerte antes de ser rescatada, aunque ahora la casa no esté en llamas, nadie viene a rescatarme por la ventana. Ni por la puerta.
Parece que no quieran estar cerca cuando ocurra la tragedia.

Estoy más lejos de mí, que de mis circunstancias.

¿Con qué me puedo herir? Quizás así esto se pare.

Cuando parece que recupero el control, vuelve el mareo, vuelve el desmayo, vuelve el vómito, vuelve el infarto.
¿Cuántas veces me he muerto esta noche?


2 comentarios:

  1. Estimo... que eres una persona que absorbe los acontecimientos de la vida en un grado alto. Nada bueno ya que la vida es hostil, y te estas contaminando dia a dia. Lo que argumentas, en mi opinion, es meramente la contaminacion social que te esta influyendo. Abre los ojos, existe un camino positivo dentro de esta shit de realidad. Tu tienes el timon de tu vida. Tu eliges cara o cruz, blanco o negro, luchar o rendirte. Si como hablas es por la energia que deseas fluir... entonces llegara el dia en el que perderas completamente tu realidad, y con ello reencarnaras y reencarnaras hasta que como te he comentado antes, abras los ojos, dejes de lamentarte y plantes cara a la vida para luchar por lo que realmente quieres luchar... por ser tu misma y no las sobras de una influencia social podrida.

    Un saludo, y te deseo lo mejor.

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    1. Te agradezco mucho el comentario Albert, tiene mucha parte de razón, aunque soy consciente de todo ello y siempre decido luchar y conducir mi vida a donde quiero. Quiero decir, no es abrir los ojos lo que me falla, veo esa parte que me dices, que realmente se contradice con otras muchas cosas de la vida y me cuesta ver la realidad.
      Gracias!

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