Recuerdo que con la cáscara de la naranja y un cuchillo, dibujaba unos dientes en la parte interna y se ponía el trozo en la boca para asustarnos a mis hermanas y a mí. Nos daba mucho miedo, pero siempre le pedíamos que lo hiciera.
Lo que más nos gustaba era que todo el proceso lo hacía sin que nos diéramos cuenta y siempre acababa sorprendiéndonos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario