martes, 26 de noviembre de 2019

de noche

De noche derrumbe, lodo, ruinas, una mota de polvo, nada. De noche dolor de cien espadas en el esternón. Sola, perdida, inerte, esperando la muerte, muerta de mente, inconsciente. De noche culpable, niña, ignorante. Moho, frío, infección, agua sucia, inanición, intención sin fuelle. Autolesión. Pensamientos en el límite de la acción. Pulmón, pulmón, pulmón. Edredón sin aire, peluche sin alma, rotura de crisma, no hay otro prisma, no prima el tiempo. La noche es eterna.

El día como un jabato de fuerte, pisando la muerte, viva en mi mente, gastando la reserva de energías en  "sobrevivir a otro más". No tengo tiempo para sonrisas vacías, no tengo tiempo para poner a lavar esos trapos sucios que se me van colando en la vista y me tapan y me nublan. Sólo estoy YO, Yo, yo,           .

Mentira. En medio del día empieza la noche y me reprocho el autoengaño, me reprocho que no existo, me reprocho que existo demasiado, me reprocho el llanto y me cago en todos los muertos de quien me trajo hasta aquí para luego abandonarme, como todas. Ella me condenó a no ser suficiente. Ella me condenó a ser odiada, sobretodo me condenó a odiarme más de lo que nadie podrá jamás hacerlo. Me odio incluso más que a ella.

Vuelve la noche, siempre lo ha sido, bola blanca inerte y fría en mi cama abrazada a un peluche sin alma, temblores, 0 oxígeno y el resto ya os lo sabéis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario