lunes, 3 de febrero de 2020

Un te quiero en la espalda

Siempre llevo un te quiero en la espalda,
a veces me cuesta verlo.

Febrero llega como un río, como si fuera a cambiar algo.
Todo el mundo se piensa que puede cambiar algo, incluso yo, mandando mis energías al Universo para que deje de vacilarme.

Mi recipiente no me contiene bien.

Pero yo me tengo que quedar. Aún puedo respirar oxígeno, aún puedo sentir toda la fuerza de mi rabia interna y correr hasta perderlo. Aún puedo. Porque el caudal no borra la tinta, porque sigue habiendo "te quieros" que no veo, y regazos en los que refugiarme, y sonrisas en las que puedo ser la niña que soy.

No quieren que me vaya, de verdad quieren que esté cerca. Aún con mi dolor, aún con mi estado estático, quieren estar a mi lado. Todo guarda un sentido, todo lo que he sentido guarda un sentido.

Quiero mi propio abrazo.

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